Era un atardecer de azahares. Su tapiz de aroma voló a mis manos .
Se confundió con el incienso que emanaba del libro que estaba leyendo. Era de mi abuela. Antes de irse de este mundo me lo entregó para leerlo a mis hijos.
Ella siempre me contaba las leyendas árabes que allí estaban.
Sus hojas aún contenían el incienso que mi abuela usaba para no despertar, en mí, sueños terroríficos.
4 comentarios:
Carlos Eduardo Lamas Cardoso comentó--
Stella,
Muy breve y hermoso... conmovedores recuerdos entre las hojas de un libro...
Saludos y bendiciones!
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Cristina Validakis - comentó
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MUY BUEN TEXTO AMIGA!!!
lO COMPARTO. CARIÑOS!
Carlos Oráa comentó
Amiga Stella, los recuerdos que evocan esos momentos dulces de la infancia, son siempre unos recuerdos placenteros.
Y evocar un recuerdo al percibir un aroma, habla bien del amor que has profesado a tu familia, que hoy son parte de la herencia ancestral de tus abuelos. Tu hermoso escrito habla muy bien de esos sentimientos que has guardado en tu corazón, y perpetúas esa herencia de amor de la familia.
Maria de los Angeles Roccato comentó
¡Guau! síntesis misterio
y
delicada trama que envuelve..
Felicitaciones
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