El tiempo voló pero
dejó sus alas en mi memoria
Desde mi altura de niño curioso,debía mirar hacia arriba para ver ,observar y allí estaban los rosarinos , venían hasta aquí a vender ajos , los traían colgados en un palo las ristras .
Algo no extraño para mi , pues mis padres cada 24 de junio ponían ajos en la huerta del patio extenso de aquel invierno de mi infancia.
Y miles de gotitas del recuerdo me asisten hoy . Mi santa madre extendiendo su corazón hacia los niños vecinos .Y ellos bebían la leche que todos los días ella les daba . Muchas veces, los ajos que debíamos cosechar habían desaparecido como el sol entre las nubes , pero los pequeños del barrio no eran y siguieron recibiendo como manantial la leche cada día, que desde mi casa se les daba . Generosidad , con la seriedad de mi madre y la picardía de mi padre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario