La pequeña Etelvina , jugaba en el jardín . Se balanceaba en su hamaca sostenida con dos largas sogas.
Alegre, mirada las copas verdes de los árboles y se quedaba admirando los trinos de cuantos pájaros.
En ese momento su padre la llamó. Paisano que amaba la política y era un gran lector.
Pronunciaba discursos como si fuese un candidato exitoso y la pequeña con solo 7 años poseía una gran memoria y los repetía con asombrosa cadencia.
Una tarde de invierno , con su tapadito rojo y su escasa edad , en una plaza fue aplaudida por su discurso emotivo y pronunciado con entusiasmo.
Una niña prodigio había nacido , con su voz clara y entonando como la mejor de las disertantes.
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