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Los primeros relatos fantásticos nacieron antes de la primavera del 2009, aún con el aroma del invierno triturando hojas dispersadas por el viento...
Todos ellos comenzaron a brotar de modo sorpresivo dejando huellas en el papel y luego anclaron aquì, en esta pantalla que tu lees...
Stella Maris Taboro
Donna dentro nelle storie...Noviembre 2009
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lunes, 14 de septiembre de 2009
MURALLAS CIRCULARES
El mar hubiese querido entrar a los laberintos de la antigua ciudad formada por murallas circulares. Sólo había una puerta baja y ancha. El alba la besaba con su música de rojos y salpicaba destellos, en la fuente de agua rodeada por las cinco murallas. Allí se escondían las estrellas jugando con los ecos de las figuras mitológicas.
Leones y águilas imponentes escapaban de los frisos como intentando coronarse de libertad. Los recintos sombríos, fríos, olían a moho y clavaban sus filosos colmillos de soledad. Era una ciudad abandonada, con sus murallas circulares y en una isla entre los trópicos.
Una mañana fría, un camino de espumas anunciaba la llegada de una balsa de totoras hacia las costas recortadas de la isla. Se hundía y asomaba entre las olas. ¿Quién llegaba a ese recóndito lugar olvidado en el tiempo?
¿Quién era él, con sus ojos de llovizna azul y misteriosa mirada?
Inquieto por una revelación que había interpretado en una hoja depositada por el viento, armó su balsa y decidido se lanzó a la isla. Buscaría desentrañar los misterios de aquel extraño papel. Era una especie de enigma, manifestado con manchas irregulares, mensaje más claro, que las palabras...
Voces extrañas aturdieron sus oídos cuando bajó de la balsa. Vio sobre las murallas, antorchas (con lenguas de fuego. Aquel lugar tan tranquilo ahora parecía surgir como un monstruo.
No tuvo miedo, se deslizó felinamente, atento a cualquier ruido , mientras su fuerza por desentrañar aquel mensaje le daba más ánimo. Llegó hasta la fuente de agua y giró su mirada hacia las cinco murallas circulares.
En una de las murallas relucía el grabado de una roseta negra, que brillaba de un modo especial, con atrevimiento cósmico y provocación embrujada. Recordó que una de las manchas enigmáticas del papel tenía esa forma. Se detuvo, ya no había dudas, era una señal clara. Debería entrar a esa muralla circular. Justo la que se espejaba más allá del acantilado.
Una extraña música de leyendas antiguas transpiraba en los muros altos de esa muralla tan especial. Algunos helechos descendían agobiados y muy arriba desde un ojo rocoso salía a borbotones un elixir que invadía perfumando el aire. Pero, casi a ras del suelo un oscuro hueco tentó al joven para ingresar. Pensó hundirse en el cuerpo de la muralla, entrando a ella por su ombligo. Cuando lo hizo, fue cayendo y sintió una angustia subterránea, hasta que llegó a una galería decorada con escritos inentendibles. Un santuario de dioses extraños , en ese abismo de silencio hacía más inquietante la ansiedad del joven. Ese camino inexplorado llevaba a algo, ese algo estaba cerca, lo anunciaban los ecos maravillosos de plateadas melodías.
Sereno y sonriente estaba el anciano esperando al joven. No le invadía la congoja, ni le perturbaba la alegría. En sus alucinaciones sabía que llegaría. Quería entregarle todos los secretos de su pueblo sabio pero humillado. Un pueblo de pensadores purificados en la sabiduría de la tierra, y en los secretos del mar. Sus conocimientos científicos, su arte, sus creencias todo fue destruído.
Ahora estaba allí para que la historia de su pueblo se conociera, para que el joven llevara la historia de su pueblo masacrado.
Su pueblo, que había llegado a la tierra desde una galaxia circular, fue atacado por tribus furiosas. Su gente fue aniquilada y sólo él pudo salvarse. Sólo el pudo escapar de las cadenas. Ahora estaba allí, para entregar todos los conocimientos de una civilización desarrollada en el año 6.800.
Miró al joven. Descubrió de entre tus ropas, una roseta negra que contenía todas las fórmulas . todo el saber, toda la ciencia y se la entregó confiado, para que el joven llevara a todos los rincones de la tierra la sabiduría y la filosofía de un pueblo masacrado.
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