
Cuando la luna había alcanzado el Cerro de las hadas, los rosales parecían más bellos.
Luz de plata contemplando, mientras algunas rosas entregaban sus pétalos alfombrando la base del cerro .
Una plegaria de aromas ascendía , volátil hasta alcanzar el cielo sereno.
Derroche de colores alcanzando la aurora que soplaba rocíos.
Pareciera que todo ocurría sin testigos.
Sin embargo un monje estaba meditando allí, al pie del cerro.
Entregado a sus oraciones,con su hábito oscuro y en silencio permaneció una noche más.
Pero ya no hubo luna.
Una noche cerrada seguida por un fuerte temblor, destruyó los rosales sin piedad.
El monje vio que desde el suelo brotaron gemas negras. Gemas arrancadas del dolor de tantos esclavos africanos , en aquellas oscuras galerías subterráneas ,donde murieron.
Y en el Cerro de las hadas, que tenía la misma edad que el Tahuantinsuyo,crecieron desde cada gema , millones de rosas negras...
.
1 comentario:
En general creo que todos son buenos y escritos con un lenguaje parejo y cautivador
felicitaciones
Julio
Publicar un comentario