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Los primeros relatos fantásticos nacieron antes de la primavera del 2009, aún con el aroma del invierno triturando hojas dispersadas por el viento...
Todos ellos comenzaron a brotar de modo sorpresivo dejando huellas en el papel y luego anclaron aquì, en esta pantalla que tu lees...
Stella Maris Taboro
Donna dentro nelle storie...Noviembre 2009
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domingo, 18 de octubre de 2009
La doncella del mar
La calle semejaba una profunda fauce de lobo, hasta la noche parecía encaprichada en su negritud tapando todas las estrellas y los grillos retumbaban en los pasillos estrechos de ese ,el más antiguo barrio cercano al Puerto de Calukte.
Los grafitis plateados en algunas paredes parecían alzar interrogantes punzantes.
¿ A dónde había ido esa figura que paseaba casi flotando sobre los desparejos adoquines?
¿ Habría que esperar nuevamente que reluzca la luna llena para descubrirla una vez más?
Julián estaba ansioso por saber de ella, pero sólo había podido verla algunas veces, y apenas, fugazmente como a una imagen difusa.
Luego de su paso por allí quedaban aromas del mar, a corales y una música de espumosas olas blancas.
Buscó un nombre para ella, y la llamó Doncella del Mar.
Después de ella , todo era casi un silencio hondo con un fondo de monótonos cantos de cigarras , especie de chillido hechicero marcando punzantes anuncios de mucho calor.
Julián había indicado en su agenda todas las fechas de lunas llenas.
La aguardaría en esas noches.
Había nacido en altamar, conocía como a las palmas de sus manos , las aguas inmensas que recorría y hasta los peces abisales que viven a miles de metros bajo la superficie del mar,donde no llega la luz . Consideraba a las gaviotas como a su más fiel séquito , despegando desde las costas y jugando en las aguas pronunciando un saludo que sólo Julián interpretaba. Pero más que amar ese mundo de paisajes celestes, sentía que su corazón palpitaba muy fuerte cuando pensaba en la Doncella del Mar.
Debía esperarla , intentar hablar con ella y retenerla antes que deje la calle de viejos adoquines.
La luna llena de ese mes de septiembre , hizo que Julián espere en la playa. De pronto vio que ella se alzó sobre las olas y avanzaba con alas de nácar. Su frente estaba coronada con pequeños caracoles y cubrían su cuerpo, corales relucientes.
Le impresionó su mirada tierna .
Ella con tenue voz repitió muchas veces.... hasta hundirse en el mar..
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.
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3 comentarios:
! Un bello homenaje !
abrazos
Ana R.
Hermoso cuento donde la realidad y la fantasia van a la par.Me encantó
Besos amiguisima.
María Rosa
Stella, creo que cada día escribes mejor y más bonito. Me gustó mucho este relato fantástico!
Nunca dejes de escribir, amiga.
Un abrazo
Conchi
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