Cristales hexagonales

Muy arriba del cerro , el palacio lucía como un pimpollo de rosa de pétalos largos y mirando al cielo. Un incontenible aroma de humedades despedían sus gruesos muros. Los pinos y acacias que lo rodeaban ,aspiraban el suave murmullo de un fino arroyo que caía intempestuoso a un misterioso río de curvas arenosas acoplando su canto junto a las grotescas rocas.
Sólo las alondras se rendían extasiadas , callándose.
El cielo diáfano,el vapor que subía invisible ,un paisaje de paz .
El río continuaba en espacios subterráneos y golpeteaba sobre las paredes de la prisión del bello palacio.
Allí estaba desde hacía ya 5 años, el joven que se había “atrevido” a enamorarse de la hija del rey. Había sido torturado de modo cruel cortándoles las manos. La princesa que lo amaba con locura y en silencio ,intentó miles de modos para llegar a él.
Todos los días caminaba hasta aquel arroyo que se entregaba al río.
Allí quedaba como suspendida en una dimensión de ternura buscando atrapar un idea para estar junto a él.
Fulgores de luces entre las ramas la mostraban tan bella como indómita. Sentía a su corazón como a un árbol que estaban hachando sin cesar.
Subyugada por el golpeteo del arroyo sobre una irregular roca turqueza, se acercó para tocar ese color tan extraño de la piedra y sus manos se llenaron de pequeños duendes alquimistas.
Ellos le contaron que trabajaban en el bosque cercano y que podían transmutar todo lo malo y daniño en algo noble y bueno. Tenían un hornillo junto a un oráculo de cristales hexágonos y allí con aceites florales, trocaban las situaciones dolorosas . No existían fronteras para ellos,sus febriles aventuras ayudaban siempre ,sus románticas quimeras incesantemente socorrrían. Las estructuras caóticas se fragmentaban.
La princesa confió en ellos y no quiso conocer al oráculo que los duendes mencionaron.
El atardecer avanzaba entre haces de rojos y la joven volvió al palacio. Nadie notó cuando se ubicó en sus aposentos. Esa noche el humo de la chimenea ascendía alejándose hasta llegar al oráculo.
Entonces se mezclaron aromas de canela ,vainilla ,clavo de olor con un finísimo polvo de oro , platino y nació una guirnalda que llegó hasta la prisión donde el joven recuperó sus manos.
A la mañana siguiente la princesa vuelve al mismo lugar y los duendes la esperaban.
Burbujas gigantes retrocedían del río y llegaban hasta el arroyo. Un canal se había abierto en el centro del caudal y por él avanzaba el joven.
La princesa lo vio llegar entre vuelos de pájaros. Las ramas de los árboles temblaban en el viento,naciendo una marcha nupcial. Al fin estaban frente a frente, abrazándose hasta fundirse en uno.
En medio del bosque ,cerca del oráculo construyeron su hogar .Nunca más existió el palacio para la princesa, porque ella, desde ese momento , viviría en un paraíso de amor,un lecho de estrellas y las ramas jugando con la brisa o el viento les regalarían cada día las mejores melodías.







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