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Los primeros relatos fantásticos nacieron antes de la primavera del 2009, aún con el aroma del invierno triturando hojas dispersadas por el viento...

Todos ellos comenzaron a brotar de modo sorpresivo dejando huellas en el papel y luego anclaron aquì, en esta pantalla que tu lees...

Stella Maris Taboro

Relatos fantásticos te dan la bienvenida......

Donna dentro nelle storie...Noviembre 2009




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sábado, 17 de marzo de 2012

Elegía en el cielo rojo




Foto de mi hermana Gladys





El sol palideció de pronto
navegaba ahora en un mar rojo
el color de la sangre
el tinte del amor
el matiz de una profunda herida…


Gumersindo, calzó sus botas y salió alegremente desde su rancho a buscar su caballo. Era el peón más joven de la Estancia "Flor del Cardón". Parte del lugar se espejaba en el gran lago vecino.
Antes de montar, lo llamó la señorita Elisa. Ella, asomada a la ventana más grande de la casona eje del casco, esperó  su obediencia.

-¿Qué quiere Ud., señorita? –dijo, tímidamente, Gumersindo.
-Necesito  que venga aquí y busque todas las piedritas que se cayeron del jarrón quedando dispersas como si hubiesen impactado contra las paredes.
Gumersindo asintió con su cabeza sin pronunciar palabras. Agachado, como un  animal obediente, juntó uno a uno, los cientos de pedruscos, mientras Elisa reía desaforadamente, con esa risa burlona que la caracterizaba.
Mientras sus manos  juntaban más y más piedritas, él la miraba queriendo no ser visto por ella, tan bella, tan delicada y tan cruel.
Desde  niño la amaba, pero ella  siempre lo miraba con desprecio.
Salió de la casona muy triste y cabizbajo, como queriendo ocultar su rostro moreno, se dirigió a buscar el potro, casi arrastrando sus alpargatas bigotudas.
Pero Elisa quería jugar con el peoncito, ilusionarlo para luego  reírse de él y burlarse como lo hacía con todos los que ella veía como sirvientes.
Una noche,  estando sola, maquinó todo.
Le avisó a Gumersindo que lo esperaría a cenar en la casona.
El peoncito no podía creer que ella, la señorita, quería compartir su cena con él.
No sabía cómo presentarse, buscó sus mejores pilchas y con una colonia barata se baño por completo. La cita era  a las 9 de la noche.
Ella se vistió  como una princesa y sobre  el mantel blanco  puso velas rojas. Una melodía  suave  invadía el ambiente.
Los nudillos de Gumersindo  golpearon  la puerta, temblando  de miedo.

-¡Adelante! - Dijo Elisa-  ¡Pase mi peoncito querido!

Él se adelantó y quedó maravillado al verla y esa luz de las velas, esfumada sobre la mesa y aquella  música, que nunca había oído, le quitaron el habla.
Se sentaron y ella lo sedujo con la mirada,  con sus gestos y  sus manos.
 Él temblaba. Ella con sus palabras seguras, el todo silencio.
Después, ella disparó  su fusil.

-¿Sabés, Gumersindo? Te llamé para divertirme.  Sos un peoncito estúpido ¿creés  que  me fijaría en vos? ¡No, jamás!  ¡Ahora, fuera de aquí tonto, ridículo, sentarse aquí conmigo, me has ofendido! 

Gumersindo salió humillado, no pudo llegar a su rancho, se dirigió al lago  y se lanzó al agua golpeando su cabeza contra una roca. Del cuerpo del peoncito  brotaba tanta sangre que el  lago se pintó de rojo intenso.
Muy arriba, el cielo del amanecer  se espejó en el gran lago. Un sol pálido y aterrado ahora viajaba en un cielo rojo, tan rojo como las aguas del lago.

6 comentarios:

Gladys Taboro dijo...

¡Cuánta imaginación volcada en este relato, con un desenlace que estremece!
Felicitaciones!

Anónimo dijo...

NIEVES MARÍA MERINO GUERRA
DIOS....QUE



MARAVILLOSA NARRACIÓN. ESPANTOSA SITUACIÓN, DRAMÁTICO Y TRÁGICO FINAL...

SIN ALIENTO, AMIGA DEL ALMA. MOSQUETERA DE MI CORAZON.

UFFFFFFFFFFFFFF

VAYA SUSPIRO ME ACABA DE SALIR DEL ALMA....

Anónimo dijo...

Lilian Beatriz Epstein Gel ------------
Stella querida, triste y reflexivo relato.
Esas personas... ¡no!, individuos, ya que ofenden a las personas, a los seres humanos, no tendrían que poder dormir, llevar en su conciencia el mal que hacen por el solo hecho de sentirse más o mejores solamente por tener una situación económica mas holgada pero...¡esos no tienen conciencia...!

Una cruel, estúpida e ignorante mujer ya que lo uso para humillarlo, para cumplir con su cruel soberbia

Nadie es más ni menos que otro ya que el que trabaja, lo hace porque necesita ganar su sustento y el empleador, porque necesita que le hagan el trabajo que él no hace- por los motivos que sean - es por ello que. como bien dice el refrán una mano lava la otra y las dos lavan la cara.

Anónimo dijo...

Libra *M* Hay personas que sienten placer humillando y jugando con los sentimientos de los demás.

Hermoso relato amiga.

Anónimo dijo...

Emna Codepi

NOS ENTREGAS UNA NARRACIÓN PARA REFLEXIONAR.
COMO PUEDE EXISTIR TANTO HORROR EN EL MUNDO..
BESOS LINDA. FELICIDADES Y FELIZ CULMINACIÓN DEL DOMINGO.
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Azpeitia poeta y escritor dijo...

Tremendo relato que nace de la desventura de los de abajo, que son pasto de la soberbia cruel de los de arriba...sigo leyéndote...un abrazo desde azpeitia

GOYA

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