">*
Los primeros relatos fantásticos nacieron antes de la primavera del 2009, aún con el aroma del invierno triturando hojas dispersadas por el viento...
Todos ellos comenzaron a brotar de modo sorpresivo dejando huellas en el papel y luego anclaron aquì, en esta pantalla que tu lees...
Stella Maris Taboro
Donna dentro nelle storie...Noviembre 2009
">*
martes, 22 de septiembre de 2009
El inmortal
Saciado en las copas de las musas, creyó alcanzar una vida inmortal.
Había acumulado todo el oro de los dioses orientales. No conocía la frustración.No le temía a la redes de telearañas de la soledad .
La fama lo adornaba en los suburbios que le dieron una cuna . Había viajado desde el viejo mundo hambriento de horizontes nuevos.
Los contrastantes ocres del otoño,los verdes incipientes de la primavera,los soles abrazadores del verano, no los sentía. Su vigoroza juventud semejaba ser una fuente eterna de energía.
Cuando llegaba a esos salones de compadritos tangueros,con su silueta sedienta de ritmos , no hacía falta tirar cartas astrales para conocer que pasaría. Las luces de los faroles parecían resaltar su mirada de arrabal. Suspiraban a su paso , los cuerpos desvergonzados de curvas y pasión.
Violines y guitarras, algarabía y copas , seducción en el movimiento. La inmortalidad danzaba en el alma de Pedro. Matones y bravos varones, con la misma soberbia ensanchada del Río de Plata, merodeaban exultantes en cada rincón del barrio orillero.
Pedro , olvidaba en la vieja casilla a su madre enferma y salía todas las noches porque en ellas se congregaban todos los placeres. Se sentía inmortal, es más quería que su nombre sea así, inmortal en el tiempo. Pensó como lograrlo.
Al fin, la amistad con un compositor de Tangos era una alternativa. Claro que sí, unas letras del cuatro por cuatro que lo nombren y perdurar a través d e los años, en cada pista de eróticos bailarines. Asi nacieron estas letras...
Pedro, el bacán
Yo que anduve soltando alegrías
en callejones de oscuros salones,
me prendía al cuerpo florecido
entre luces de viejos faroles.
Las curdas y curvas jugaban
entre risotadas quebrando la noche
mientras la luna arrabalera
titilaba sobre el champán.
Y peinado a la gomina,
bailando con todas las minas,
me sentía un bacán palpitando
en cualquier viejo cabaret.
La morocha que más me abrazaba
era hoguera de fogoso querer,
que apagaba con aires de macho,
porque soy Pedro , bacán e inmortal.
---
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Esa sensación de inmortalidad cuando uno hace y vive algo intenso , como el protagonista. Este relato tien la ondulación y la sensualidad del tango orillero.
Felicitaciones, Stella.
Publicar un comentario