
Por las noches , cientos de vampiros se despliegan como negras nubes sobre aquella oscura casa de madera ,ubicada en el límite oeste donde cae el pequeño pueblo.
Exhalan , desde el vientre de su chimenea,ciclópeos espirítus silenciosos .Un fangal rodea las paredes de la casa. Nadie puede llegar hasta allí. Mejor dicho nadie se atreve.
Refugio de pasiones mortales,la casa vomita una historia de tragedias, con capítulos atormentados.
El árbol solitario de su patio quedó petrificado y desde entonces emite quejidos de angustias y de impotencia . El suelo que fuera huerta ,está cubierta por una sal mustia y cortajeada. Hace mucho tiempo que las aves no visitan el lugar .
En las noches de luna llena, llega un potro encapuchado llevando en andas a una mujer etérea de indefinidas formas .
Luego ella entra a la casa que misteriosamente parece iluminada por una tenue vela,mientras sonidos de violines escapan por las ventanas. Ella entona una melodía casi celestial ,que parece aliviarle el dolor de su pecho ensangrentado .En el suelo hay balas servidas ya oxidadas .
Cuando la luna va desapareciendo, ella ensilla el potro negro encapuchado y se pierde antes que aclare del día. Ella vuelve todas las noches de luna llena y siempre el mismo ritual. Siempre, como queriendo revivir el último día de su vida.
2 comentarios:
Querida Stella: un gusto leer tus relatos. Gracias por compartirlos.
Te mando mi cariño, que estés muy bien.
Analía
Aquí está mi tema preferido: la luna llena, los vampiros condenados a una muerte en vida. Pero en éste relato, lo original es que la portagonista desafía el fangal para revivir el último día.
Quedo apabullada porla rqueza de tu fantasía y tu buen lenguaje.
MARITA RAGOZZA
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