Pueblo tomado , corazón prisionero.

Desde el pequeño hueco miró al sol naciente. Sólo una sospecha sobre él y lo condenaron al encierro. Los ladridos de cien perros retumban constantemente alrededor de la cárcel, rodeada de selvas fantasmales que llegaban hasta la orilla de la isla.
No valía de nada estallar en sollozos, nadie lo escucharía.
Intentó escribir su historia, exprimió la sabia de los hierbas que juntó en el breve tiempo que estuvo en el patio,la colocó en un frasquito que guardaba en un hueco de las paredes húmedas y mohosas de la prisión. Con un palillo comenzó a relatar en un papel amarillento.
Su Patria desvastada , estaba lejos, más allá de Atlántico, más allá del Pacífico. Su dios estaba cerca, en su mente , en su alma. Le ayudaba a soportar ese enjambre de torturas.
La muerte es callada y los escritos siguen hablando, como el sol y como el viento.
Entonces debía ser sol y viento ,escribiendo con la verde sabia de las hierbas.
Allí el silencio se elevaba en las letras. El verbo denunciaba el absurdo del hombre intolerante. Nadie se salva , el tiempo no pone analgésicos.
La mano torpe y cruel se vuelve conciencia que condena, se hace historia que delata.
Los demonios ambiciosos ocuparon su país.
Allá quedó su amada Badr, con quien los juegos de seducción, estuvieron lejos de los espías. Cuando la ternura estaba escudada, lejos de los fusiles y los atardeceres más hermosos eran los vividos juntos. Habían hecho una especie de caverna, en la montaña para refugiarse. Se estremecían, ante venenoso ruido que surcaba el aire.
Una mañana cuando salió , buscando comida y agua , lo capturaron.
Fue el día después de conocer que en el vientre de Badr, latía una nueva vida.
Habían pasados años , allí encerrado, torturado , rodeado de ráfagas de miedos y bramidos.
Pero las estrellas no se agotan, tampoco su esperanza.
En los sueños, él viajaba hasta encontrarse con Badr y tomaba en sus brazos al pequeño. Después despertaba y la oscura celda golpeaba y cercenaba sus deseos, pero seguía escribiendo:
“Aléjate sombra de mi vida que quiero ver luz en mi Patria.Vengan todos los pájaros y lleven mi corazón a Badr. Enciéndete luna para colgar en tu luz mis palabras,mis sueños, mi amor y que lluevan en el rostro de mi amada, en las mejillas de nuestro hijo...
En las alturas no hay sombras fatales, sólo danzan los corazones que se encuentran. En una mezquita , rodeada de fuentes y flores me encuentro con Badr y con el pequeño a quien le di el nombre de Tarek. Aquí no incubo la nostalgia, recaliento los sueños con mi familia.
Empujo mi alma hasta que nade en algarabías y en una red de encantos arropo a mi niño.
El pequeño Tarek me sonríe y juntos entonamos un canto de paz.
Flores de luz se abren en sus blancas corolasy en ella danzamos Badr, Tarek y yo”
“Mañana , será otro día,quizás lo escrito, se hará realidad”





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