Hilo
rojo
Pablo estaba
sentado frente a la ventana más grande de su casona, donde
pareciera que las olas del mar se pegaban al vidrio.
Pensativo frente a
su cuaderno, llevaba el lápiz para rascarse su oído derecho .
Al fin un halo de
imaginación se coló en él, como aquel has de sol cargado de
brumas, ese mediodía
Entonces buscó
su sillón más cómodo , de mullido y alto respaldo y empezó a
derramar letras en su cuaderno .
Mientras en
un lugar del acantilado donde las aguas marinas cavaron una caverna ,
Joaquín tenía un secreto lugar donde cincelaba sus seres
blancos . De la clara cera, usando sus espátulas ,
rascadores y limas fue creando, dando formas y elegancia a sus
obras .
Esa tarde
Pablo seguía escribiendo sentado en el mullido sillón. El mar
espejaba el cielo y vio llegar a Teresa . Ella era el amor que
descubrió en un viaje a las sierras. Delgada como una gacela y
con esos ojos negros de azabache que él adoraba tanto . Le comentó
que faltaría unos días, sin decir a donde iría.
Pablo que la amaba tanto,
no insistió en saber adonde estaría los días siguientes .
Allá en la
húmeda caverna , cuando la marea se había alejado , el escultor,
recibió a una extraña mujer .
Nunca nadie había llegado
allí . Y ese fue un marco de gran misterio para el artista.
Ella
sugestiva y envolvente en su decir le encargó una escultura ,una
obra que fuese tal como ella era. Después le susurró al oído
: - Pronto volveré .
El mar comenzó
a agitarse como nunca antes. El lápiz de Pablo se tiñó de
rojo, no entendió por qué, pero siguió escribiendo frente al
gran ventanal. Ya la luna alumbraba la creta de todas las olas y
miles de estrellas nadaban titilando . Fue entonces cuando los
ojos de Pablo dejaron de mirar el cuaderno y al levantar la
vista , la vio a ella, naciendo de las aguas , entre olas, blanca
, hecha de marfil .
Sobre
su corazón un hilo de sangre , teñía el mar .
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