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Los primeros relatos fantásticos nacieron antes de la primavera del 2009, aún con el aroma del invierno triturando hojas dispersadas por el viento...

Todos ellos comenzaron a brotar de modo sorpresivo dejando huellas en el papel y luego anclaron aquì, en esta pantalla que tu lees...

Stella Maris Taboro

Relatos fantásticos te dan la bienvenida......

Donna dentro nelle storie...Noviembre 2009




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miércoles, 17 de abril de 2013

En tiempos de la milonga





Eran los primeros años del siglo XX , décadas de cambios en la sociedad . Más notables en las grandes urbes que en los pequeños pueblos .
Envueltos , los habitantes de estas tierras , en la magia del tango y la milonga .
Sus ritmos que lanzaban las radios llegaban a cada rincón, aun en los más pobres .
Era así , como hoy, el país estaba dividido en ricos y pobres. Algunas mujeres que ya no eran prisioneras en su casa, lograban podían trabajar en tiendas o oficinas .
Otras, es decir la mayoría, sin esa buena suerte, seguían sujetas a los trabajos más humillantes. Sirviendo a sus señores patrones, muchas algunas se convirtieron en madre solteras ,
Nacieron sus hijos que llevarían el apellido materno y apenas si se asomarían a la escuela. Crecieron en medio de la más absoluta pobreza.
Tal vez podrían haber llegado a realizarse como hombres plenos ser científicos ,pero solamente en crotos se convirtieron. Claro, estaba vigente la Ley del Ministro José Camilo Crotto que permitía a los peones rurales viajar gratis en los trenes cargueros, trabajadores que después se denominaron crotos, porque al principio los llamaban "los protegidos de Crotto".
Corría el año 1931 con su crisis a cuesta. Cuatro jóvenes de menos de 20 años, esos de madres solteras, como crotos subieron a un tren de carga y llegaron a Córdoba buscando trabajo. Caminaron tanto y casi mueren de sed.
Cuando hallaron un molino se lanzaron a el, cortaron un alambrado pero no llegaban a sacar agua con un tarro. Entonces, uno de ellos tiró un cascote al pozo y al rato escuchó el ruido . Tenía 200 metros de profundidad. Casi deshidratados, en un pueblo de aquella provincia, los cuatro fueron puestos presos en una comisaría.
Pero, sagaces por demás, esperaron escuchar el pito del tren. Y en una mañana de invierno, oscuro aún , se fugaron de la comisaría .
Antes de subir al tren, robaron botellas de leche que estaban depositadas por el lechero en las puertas de las familias.Un día, volvieron los cuatro, maltrechos y delgados a su pueblo natal .
Uno de ellos, a quien nombraban como el inglesito, permaneció era soltero, delicado , delgado, ojos verdes muy pálidos. Andaba siempre en bicicleta , sus zapatos relucientes y pulcro en su vestir. Desplegaba su labor en el cementerio y solía contarle a sus amigos que cuando estaba por volver a casa y el sol ya desaparecía, un señor entraba y se dirigía a tu tumba de su hija y allí dormía hasta el día siguiente. Trabajó como sepulturero, allí se contagió y falleció de tuberculosis.
Otro, de nombre Joséelito , trabajó en un tambo junto con su compañero de aventuras pasadas llamado Juancito.
Mientras Lorencito, quien me contó estas historias, trabajó en el pueblo y formó su familia. Su mujer, Raquel, gustaba de los lujos, el oro la perdía; Lorenzo nunca tuvo otras cosas que no fueran su decencia y sus principios. Raquel no dudó -o quizás ni sabemos- pero se dio esos lujos vendiendo su pobre cuerpo a manos de usureros,  mercachifles, miserables de bolsillos llenos. Los hijos de Lorencito creen que su padre fue un romántico y su madre una realista. Cuando ella murió, sus vástagos se rapartieron ese oro que ella supo conseguir. Desde un cielo de pobrezas, Lorenzo los compadecía.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

María Adiela Londoño de Copete comentó
BIENVENIDA POETA.

ES UNA SIGNIFICATIVA REDACCIÓN.

ME ENCANTÓ LEERTE.

Anónimo dijo...



Bello contenido el de tu escrito... muy interesante.

Gracias. Saludos.
Javier López García de Vinuesa

GOYA

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